(Mapuexpress).- 16/02/2018.- Por Coordinadora 8 de marzo.-
En la conmemoración de un nuevo 8 de marzo,
día donde se honra la memoria de las más de cien mujeres que perdieron
la vida exigiendo mejoras en sus derechos laborales, hoy las feministas
nos hemos organizado nuevamente para salir a la calle y conmemorar
también la lucha de todas las mujeres trabajadoras que hacen frente día a
día a este sistema que nos oprime y relega constantemente a planos
secundarios de la vida. Nos convocamos y organizamos nuevamente desde la
rebeldía, porque no estamos dispuestas a tolerar esta vida en que la
violencia es la norma.
Esa violencia estructural sale a la luz de
forma brutal mediante asesinatos crueles, violencia y discriminación
dentro del trabajo, precariedad de las condiciones laborales y violencia
ejercida por el Estado. La violencia de género ha sido parte fundante
de nuestra historia, y su agudización está fuertemente relacionada con
la precarización creciente de la vida, en especial en el trabajo, donde
los bajos sueldos, la subcontratación, y la carencia de derechos
sociales, sexuales y reproductivos aumenta el agobio de las mujeres,
pues somos las que debemos asumir, por regla general, el trabajo
doméstico y los cuidados en las familias, sin reconocimiento, de manera
gratuita y en muchos casos teniendo que “inventar formas que generen
lucas” para un segundo salario, porque no alcanza, o porque simplemente
es el único ingreso familiar.
Esa labor se hace aún más difícil cuando,
pese a que trabajamos la mayor parte del día tanto en nuestras casas,
como en pegas formales e informales, no alcanza para llegar a fin de
mes, no hay plata para pagar la salud y la educación, y las pensiones,
luego de toda una vida de trabajo, son de miseria; en fin, cuando
nuestras condiciones de vida se vuelven cada vez más indignas. Ese
transitar sin descanso, donde el tiempo libre es un privilegio,
constituye un impedimento para poder organizarnos en nuestros trabajos,
en nuestras comunas, en nuestras regiones y a nivel nacional.
Este escenario se torna más agresivo con el
reciente triunfo del presidente electo Sebastián Piñera y su
administración neoconservadora y empresarial. Su “Compromiso mujer” y la
elección de Isabel Plá para dirigir el Ministerio de la Mujer y la
Equidad de Género permiten adelantar una política anti derechos y un
nulo reconocimiento a las demandas históricas del movimiento feminista.
Esta política no hace más que profundizar y consolidar el legado de la
transición, manteniendo el ideal de mujer como buena madre y víctima que
hay que empoderar, en tanto “super mujer”, para evitar que cuestionemos
la violencia de género, la mayor explotación y la desigualdad que
debemos vivir. Una política enemiga no solo de todo el pueblo
trabajador, sino que también, y específicamente, de las mujeres.
Este contexto nos da fuerza y capacidad de
articulación y movilización como lucha feminista y de clase inserta en
diferentes espacios sociales de resistencia: No+AFP, movimiento por una
salud digna, sindicatos, organizaciones de trabajadoras de casa
particular, organizaciones indígenas, la lucha de la Machi Linconao,
agrupaciones de trabajadoras sexuales, estudiantes, campesinas,
migrantes, pobladoras, mujeres organizadas en la lucha por la vivienda,
temporeras, rurales, pobres, trabajadoras de bajos sueldos a honorarios y
a contrata, las que no tienen cabida en el espacio público por estar
relegadas a las labores de cuidado, lesbianas, bisexuales, trans, todas
las que luchan porque su identidad de género y sexual no las margine de
la sociedad. No todas vivimos esta realidad de la misma forma, pero
todas nos articulamos desde un feminismo para las mayorías.
Este 8 de marzo nos convocamos, y de forma
articulada llamamos a una jornada de protesta y movilización social que
detenga e interrumpa la cotidianidad que se sustenta, en gran parte,
sobre nuestros hombros. Llamamos a apropiarnos de todos los medios que
tengamos a mano para la organización: aquellas que puedan parar en sus
trabajos (remunerados y no remunerados), que lo hagan; aquellas que
puedan parar de forma parcial, deteniendo alguna de aquellas tareas,
también. Súmense a marchar y manifestarse. Nuestro llamado no es tan
sólo una invitación a detenernos por un día, sino por el contrario, es
un llamado a tomar una posición activa hacia la transformación de esta
realidad. Llamamos a luchar, más que nunca, por transformaciones
sociales que no reproduzcan la violencia de la desigualdad, la
injusticia y la explotación.
¡Este 8 de marzo, las mujeres trabajadoras salimos a la calle en contra de la precarización de la vida!