(Radio Progreso).- La instalación de proyectos extractivos en Honduras; hidroeléctricas,
mineras, eólicas, térmicas, etc., está generando conflictos en los
territorios. Los departamentos de Colón, Atlántida, Santa Bárbara y
Copán se ubican en las regiones donde los territorios y bienes naturales
siguen concesionándose.
Este proceso de privatización de ríos, bosques y bienes mantiene a
comunidades divididas, y a líderes criminalizados. En estos conflictos
las mujeres son doblemente afectadas, ellas sufren la privatización de
los bienes como el agua, ese líquido que es vital para el desarrollo de
las comunidades.
Fue bajo esa realidad que nace la Coordinadora Nacional de Mujeres
Indígenas de Honduras, CONAMIN, un espacio que dio sus primeros pasos
bajo la coordinación de Berta Cáceres, lideresa asesinada en marzo 2016,
y Miriam Miranda de la Organización Fraternal Negra de Honduras,
OFRANEH.
La CONAMIH aglutina a las mujeres indígenas Pech, Maya-Chortí,
Lencas, Tolupanas y garífunas. Ellas, mujeres indígenas inician el
proceso de formación en medio de un país que las excluye, discrimine,
criminaliza y asesina. “En este momento Honduras está en crisis, las
mujeres necesitamos organizarnos para fortalecernos, vivimos en
problemáticas graves, nos están quitando nuestra agua, están afectando a
las comunidades”, dijo Aurelia Arzú de la comunidad Santa Rosa de Aguán
en el departamento de Colón.
Arzú conoce en carne propia la falta de agua, el río próximo a su
comunidad se está secando porque se desvío para el riego de cientos de
hectáreas de palma africana. Pero no todo queda allí, las comunidades
garífunas del departamento de Colón enfrentan el despojo de sus
territorios ancestrales, para instalar complejos turísticos en el marco
del proyecto Bahía de Trujillo.
En la última década las comunidades garífunas en el municipio de
Trujillo, Colón, han denunciado el acaparamiento irregular que están
haciendo de sus terrenos empresarios canadienses para dar paso a
proyectos como Banana Coch y Enjoi, lujosos complejos vendidos para
retiros de jubilados canadienses.
La situación no cambia mucho en la Bahía de Tela, allí la presencia
del complejo turístico Induras ha desplazado a comunidades enteradas,
además de criminalizar a dirigentes que denuncien o se opongan a este
proceso.
Karen García de la comunidad de San Juan en el municipio de Tela,
Atlántida dijo que en estas recuperaciones las mujeres garífunas son
quienes lideran las lucha en rechazo al despojo que hace el capital
privado en contubernio con el Estado.
Esos mismos despojos se están dando en comunidades donde habitan
comunidades indígenas Pech, entre los departamentos de Olancho y Gracias
a Dios, zona oriental hondureña, donde la presencia de mineras,
hidroeléctricas y tala indiscriminada del bosque, por grupos fuera de la
ley están provocando afectación del ambiente y el hábitat de pueblos
ancestrales.
Maura Duarte es la coordinadora general de la CONAMIH, ella es
indígena Pech del municipio de Dulce Nombre de Culmí en Olancho, allí la
deforestación de la Reserva Nacional del Río Plátano está provocando
desplazamiento de comunidades y afectación a su modo de vivir.
Duarte cree que únicamente la unidad dará la posibilidad de hacer
frente a este modelo que privilegia la presencia de proyectos
extractivos que genera ganancias para el capital privado y el Estado
hondureño, por encima de las necesidades de las comunidades que
ancestralmente han habitado estas zonas.
El despojo se extiende al territorio del pueblo Maya-Chortí, entre
los departamentos de Copán y Ocotepeque, zona occidental en Honduras.
Rode Murcia dice que además del patriarcado arraigado en sus
comunidades, enfrentan una lucha para evitar que se continúe
deforestando los territorios que son fundamentales para el desarrollo de
los pueblos indígenas.
Murcia recuerda el proceso de despojo que enfrentan comunidades en
Copán. Allí la empresa Minerales Chortí se ubicó en el municipio de
Azaculpa, y ha destruido toda la comunidad, y ahora están desterrando
los cuerpos del cementerio municipal. Además, en el municipio de Copán
Ruinas hay otras dos empresas mineras que están afectando a las
comunidades de la zona occidental.
Miriam Miranda lamenta que frente a todos estos conflictos
territoriales las mujeres son doblemente afectadas, porque dentro de sus
organizaciones no son tomadas en cuenta, y el modelo sigue
despojándolas, a pesar de la conexión que existe con la madre tierra.
Miranda cree que la conformación de la Coordinadora Nacional de
Mujeres Indígenas de Honduras, CONAMIN, es un primer paso para escuchar
las problemáticas de las mujeres y que sean ellas mismas quienes
propongan soluciones a los conflictos.
“Las mujeres seguiremos luchando para defender nuestro territorio tierra y territorio cuerpo”, concluyó Miranda.
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