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viernes, 6 de abril de 2018

LULA Y EL «CRIMEN» DE LA IZQUIERDA

(Granma Internacional).- El «crimen» de Lula es ser de izquierda, en medio de un contexto en el que las fuerzas de la derecha internacional imponen su hegemonía desestabilizadora en la región.
Su «crimen» fue ayudar a fundar, hace 38 años, el Partido de los Trabajadores (PT), una plataforma que le ha dado voz a los movimientos sindicales y lucha por sus derechos.
El «crimen» de Lula fue ganar en el año 2002 las elecciones presidenciales representando al PT, y convertirse en el mandatario más votado de la historia de Brasil. Fue dejar su segundo mandato con un 80 % de aprobación, un 7,5 % de crecimiento económico y un salario mínimo 54 % mayor al de su primer Gobierno.
El «crimen» del obrero metalúrgico fue sacar de la pobreza a más de 30 millones de brasileños, reducir la tasa de desempleo y ubicar a su país en el mapa de las potencias emergentes.
El «crimen» de Lula fue inspirar al país más grande de América Latina y proyectar una imagen de «orden y progreso», justo como se lee en su bandera.
El «crimen» de Lula fue estabilizar la economía nacional, y pagar toda la deuda de su nación con el Fondo Monetario Internacional.
El «crimen» de Lula fue darle su respaldo a su sucesora en el cargo (Dilma Rousseff), quien continuó con los planes de progreso para Brasil, y por ello también fue víctima de una persecución que acabó con su mandato.
El «crimen» de Lula es su deseo de participar en las elecciones presidenciales de octubre. Y su «culpa» mayor es liderar las encuestas como candidato, en un país donde se acrecienta el descontento
popular con las medidas neoliberales del mandatario de facto Michel Temer.
El «crimen» de Lula es convertirse en la gran esperanza para el resurgimiento brasileño y el reimpulso de los movimientos progresistas en la región.
El «crimen» por el que a Lula lo están juzgando es el «crimen» de la izquierda; ese por el que también quieren juzgar a Dilma, a Nicolás Maduro, a Evo Morales, a Cristina Fernández, y a cualquier otro líder que no se conforme con bajar la cabeza y seguir órdenes del Norte.