(Indymedia Puerto Rico).- El PCPR hace un llamado urgente al pueblo de Puerto Rico. Los eventos electorales por celebrarse en noviembre de este año 2012 no tienen como propósito beneficiar al pueblo. La clase dominante, explotadora y opresora, utiliza esos espejismos para confundir al pueblo explotado y oprimido en momentos en que se agudiza la crisis capitalista con el desempleo, la criminalidad rampante, la cada vez más desigual distribución de las riquezas y del ingreso nacional, y la inseguridad alimentaria –en Puerto Rico se están contaminando las tierras agrícolas (mientras se especula con ellas para entregarlas al mejor postor), y colapsa el sistema de salud pública.
El PCPR hace un llamado urgente al pueblo de Puerto Rico. Los eventos
electorales por celebrarse en noviembre de este año 2012 no tienen como
propósito beneficiar al pueblo. La clase dominante, explotadora y
opresora, utiliza esos espejismos para confundir al pueblo explotado y
oprimido en momentos en que se agudiza la crisis capitalista con el
desempleo, la criminalidad rampante, la cada vez más desigual
distribución de las riquezas y del ingreso nacional, y la inseguridad
alimentaria –en Puerto Rico se están contaminando las tierras agrícolas
(mientras se especula con ellas para entregarlas al mejor postor), y
colapsa el sistema de salud pública. Como si fuera poco, los enemigos
del pueblo puertorriqueño, Wall Street, es decir, los capitalistas de
la oligarquía financiera yanqui e internacional, y la clase parasitaria
rica del país, están privatizando todas las estructuras de servicio que
tanto esfuerzo, sudor y sacrificio nos han costado a varias generaciones
de trabajadoras y trabajadores.
Para cumplir con las
exigencias de los privatizadores, los politiqueros de los partidos
burgueses han destruido sindicatos, han eliminado derechos adquiridos y
han cesanteado miles de trabajadores.
Estas acciones económicas
son la consecuencia del sistema capitalista de producción y
distribución y de su sistema político que, disfrazado de democracia,
actúa cada vez más abiertamente y sin escrúpulos como una tiranía de la
clase capitalista. La clase dominante, a través de un partido u otro en
la administración de la colonia, oprime al pueblo para poder garantizar
su permanencia en el poder. Ante el acorralamiento del pueblo
trabajador y desposeído, surgen los enfrentamientos, se agudiza la lucha
entre clases en todos los terrenos: el laboral, el comunal y el
ambiental. La polarización social, disparada por causa de la crisis
capitalista y colonial, potencia el enfrentamiento inevitable entre las y
los trabajadores contra los ricos extranjeros y nacionales. Los ricos,
que cuentan con politólogos, sociólogos, historiadores, economistas,
abogados y psicólogos industriales, es decir, un ejército de cuadros al
servicio de la burguesía, se adelantan y hacen cálculos sobre el
comportamiento de las masas en esta crisis. Debido a esto, la burguesía
colonial y los estrategas de Wall Street mandatan a sus lugartenientes,
Luis Fortuño, Alejandro García y otros, a crear escenarios de dominación
por medio de procesos electorales, dando una imagen falsa de la
democracia. Esto lo hacen para refrenar el impulso de las luchas
sociales del pueblo.
La farsa plebiscitaria no abona a la
solución del problema colonial. Es sabido por amplios sectores del
pueblo que el llamado plebiscito de estatus, por no ser vinculante y
estar ajeno al derecho internacional sobre descolonización, no obliga al
poder imperial a reconocer y propiciar un proceso legítimo de
autodeterminación del pueblo. En todo caso, el inocuo plebiscito no les
hace mella al poder de los monopolios ni del capital financiero yanqui
en su colonia, es decir, no perjudica al imperialismo, por lo que no
trastoca el sistema colonial, que es consecuencia del imperialismo en
nuestro país.
Las opciones que se presentan en las elecciones
coloniales no representan los intereses de las y los trabajadores. En el
caso de los dos partidos mayoritarios, los únicos intereses
representados son los de la burguesía colonial y la oligarquía
financiera yanqui. Por otro lado, los partidos políticos emergentes o
minoritarios de la pequeña burguesía, que pretenden aprovecharse de la
farsa electoral, tampoco representan los intereses de las y los
trabajadores y masas desposeídas. Esos sectores oportunistas pretenden
pescar votos de las y los inconformes con la bancarrota moral del
sistema político vigente sin construir una base social que apoye esos
movimientos políticos. La carencia de una base social hace que esos
partidos no tengan la fuerza política para utilizar el sistema burgués
de modo que puedan impulsar cambios radicales y medidas que beneficien a
las masas desposeídas.
El análisis de nuestra realidad social
nos conduce a rechazar, en esta etapa histórica del desarrollo de la
lucha de clases, que se pueda reformar o mejorar el sistema colonial
burgués por medio de la participación electoral. Tanto en las elecciones
generales como en el plebiscito, es la clase explotadora la única
beneficiada. Las masas trabajadoras, explotadas y oprimidas, nada tienen
que ganar en esos circos electoreros. Por ello, la abstención electoral
activa es, para noviembre de este año, la única opción consecuente para
las y los explotados y desposeídos.
El que el Partido
Comunista de Puerto Rico llame en esta ocasión a la abstención electoral
activa no obedece a que las y los comunistas entendamos la
participación electoral como una cuestión de principios. Reiteramos que
para las y los comunistas, marxistas-leninistas, la participación en las
elecciones siempre es un asunto de táctica que se aplica según las
circunstancias, como otros métodos de lucha, en la medida que contribuya
a la concientización de las masas explotadas y oprimidas y a la lucha
revolucionaria por el poder político y económico de la clase obrera y
sus aliados.
Al margen de eventos electoreros amañados, para
hacerles frente a los ricos, el PCPR propone que nos organizamos en
consejos de lucha utilizando la estructura del Frente Amplio de
Solidaridad y Lucha (FASyL), convirtiéndolo en un verdadero frente de
masas. Rechazamos totalmente, bajo nuestra realidad histórica de
opresión, participar en las elecciones generales y en el plebiscito.
¡Despertad, pueblo de Puerto Rico! El modo de garantizarnos una
seguridad alimentaria y energética, una educación verdaderamente
liberadora, un sistema de salud preventivo y de calidad, una sociedad
con relaciones sociales de vida plena y equidad es, sin duda, la
socialización de todos los medios de producción –que implicaría la
reversión de todos los procesos de privatización de estos– condición
indispensable para construir una patria libre: la Patria de las y los
Trabajadores Puertorriqueños. Esto no lo vamos a conseguir por medio de
las elecciones que preparan y controlan los privatizadores, es decir,
los ricos y explotadores que oprimen a la clase obrera.
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