También afirmaría, con tremenda lucidez e ironía: “El capitalismo es el genocida más respetado del mundo”. Tenía razón entonces, y, de modo contundente, le asiste la verdad multiplicada en estos momentos históricos donde se fusionaron los conceptos democracia y genocidio encubierto.
La clases hegemónicas solo gobiernan, a través de sus mediaciones políticas, gerenciando el genocidio naturalizado de los más vulnerables. Cada partido sabe que durante su gestión habrá miles de muertes evitables, pero necesarias para mantener el disciplinamiento y un modo de ver y filosofar disvalioso pero útil para la construir la posverdad y el consenso.
Liberación o muerte, parece trágico y desactualizado. De la lucha independenista o setentista. No lo es. “Libres o muertos, jamás esclavos”, mantiene una vigencia de titanio, hoy: 1° de enero de 2019.