(la juventud).- “El
proceso de genocidio no fue una limpieza étnica, fue desintegrar a la
gente organizada en cuyas comunidades se refugiaban todos los
perseguidos y todos los desalojados del campo”, afirmó el maestro e
historiador Gonzalo Abella acerca de las razones que llevaron a los
hechos que el primer gobierno de la república desencadenó contra los
pobladores originarios de estas tierras.
Abella,
que fue el orador central del encuentro, recordó que al nacer el Estado
Oriental, “Rivera Fructuoso (el primer presidente) tuvo una disyuntiva
muy seria con respecto a la tierra: la colonia había repartido tierras,
Artigas había enmendado repartiendo tierras, como decía él, sacadas a
los malos europeos y peores americanos”.
Bajo
presión, dijo, el gobierno decidió mantener la validez de los títulos
coloniales. “Por lo tanto había que desalojar a muchísima gente y el
grupo organizado para defender a los donatarios de tierras”, afirmó.
Abella recordó que tras lo ocurrido el 11 de abril de 1831 “hubo dos
años de persecución, con hechos terribles”.