(Adital).- "La reforma agraria está parada en Brasil”. Éste fue el
diagnóstico de João Pedro Stedile, de la dirección nacional del Movimiento de
Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) al hacer una evaluación sobre la cuestión
agraria existente en el país. En entrevista con Adital, el activista aclaró los
motivos de este estancamiento y afirmó que cree que hacia el final del mandato
de la presidenta Dilma Rousseff cambiarán las políticas orientadas hacia el
campo.
Stedile asegura que son cuatro los motivos por los cuales
la reforma agraria, política tan necesaria, está estancada. "Debemos este
problema a cuatro factores. El primero es el avance del agronegocio en el país,
que hoy tiene la hegemonía de la producción; el segundo es la crisis
capitalista en el mundo, que trajo a Brasil varios inversores capitalistas
dispuestos a invertir, lo cual causó un aumento del precio de las tierras; otro
motivo es que los ruralistas están impidiendo la reforma agraria; y en último
lugar, la reforma está parada porque los movimientos del campo tienen
dificultades para reiniciar las grandes movilizaciones por la tierra”, evalúa.
Para el activista, en este momento más que nunca, la
población brasilera necesita una verdadera reforma agraria, que reubique la
producción de alimentos, adopte la agroecología y retome para los/las
brasileros/as el control de los recursos naturales.
Analizando el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff,
desde hace dos años al frente de Brasil, Stedile entiende que la actual gestión
tiene una composición de clases, dando atención a la gran burguesía, a la clase
media y a los más pobres, estando revestida también de fuerza política, pero
enyesada para los cambios estructurales que el país necesita.
"Hacia el final del mandato, con la agudización de la
crisis financiera internacional y el debilitamiento de algunos partidos
tradicionales, el gobierno de Dilma Rousseff puede volverse más audaz y
producir las transformaciones esperadas”.
La necesidad de fomento de la agricultura familiar
también fue retomada por el activista del Movimiento de Trabajadores Rurales
Sin Tierra, que resaltó que hoy la estructura de la producción agrícola se
configura de la siguiente manera: el 85% de los recursos son orientados hacia la
producción para exportación y sólo el 15% se destina al mercado interno.
Stedile defiende la necesidad de cambiar la estructura agrícola para que la
agricultura familiar "sea el centro y no el complemento”.
"Para que esto sea posible sería necesario que la Conab [Compañía Nacional de
Abastecimiento] comprara una mayor parte de la producción; que se recuperaran
las áreas degradadas en la pequeña agricultura; que se adoptaran técnicas de la
pequeña agricultura, como la no utilización de agrotóxicos; y que se fortaleciera
la agroindustria cooperativa, que posibilitaría la creación de pequeños
frigoríficos, pequeñas fábricas de productos lácteos”, señaló, recordando que éstas
son, justamente, algunas de las plataformas que los movimientos del campo están
reivindicando.
"La sociedad brasilera está viviendo un momento histórico
de enfrentamiento entre el modelo capitalista, que es el agronegocio, y el
modelo de la agricultura familiar y de la reforma agraria, que apuntan a
obtener alimentos para todos y todas. Esos proyectos están enfrentándose todos
los días en el campo y en la política, como se vio en las discusiones sobre el
Código Forestal. Pero tengo la esperanza de que la población y los gobiernos
van a tomar conciencia de que el agronegocio es perverso”, finalizó.
Traducción: Daniel Barrantes - barrantes.daniel@gmail.com
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