(Prensa comunitaria).- Organizaciones sociales se pronuncian en rechazo a la normativa
de transgénicos que permite la producción y comercialización de semillas
genéticamente modificadas en el país.
La Alianza Nacional para la Protección de la Biodiversidad (ANAPROB),
autoridades ancestrales, el Bufete para los Pueblos Indígenas y
activistas defensores del medio ambiente, dieron a conocer en
conferencia de prensa, que existe riesgo en la alimentación y en la
economía de las familias de las comunidades con la entrada en vigencia
del Reglamento Técnico de Bioseguridad de Organismos Vivos Modificados
(OVMs) que impulsan el Ministerio de Economía (MINECO) en coordinación
con el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA).
El abogado Juan Castro declaró este lunes 20 de enero que el 30 de
septiembre de 2019 se presentó un amparo provisional en la Corte
Suprema de Justicia (CSJ) que busca suspender el Reglamento Bilateral de Biodiversidad de uso de Organismos Vivos Modificados (Transgénicos).
El acuerdo, según Castro, permitirá la producción, modificación,
comercialización de semillas y animales en el territorio
centroamericano, también espera que se suspenda de manera definitiva en
estos próximos días.
Las organizaciones también presentaron un documento de
inconstitucionalidad ante la Corte de Constitucionalidad (CC) para
dejar sin ningún efecto el reglamento y los artículos del reglamento de
los OVMS y todo acuerdo gubernativo donde hable de transgénicos en
Guatemala.
Según señaló Castro, el reglamento OVMS, aprobado por la Instancia
Ministerial de la Unión Aduanera entre Guatemala, el Salvador y
Honduras, amenaza a la biodiversidad y a la soberanía alimentaria y
entrará en vigor, para Guatemala y Honduras, el 1 de octubre de 2019.
Según los comunitarios este reglamento en sus artículos 1, 2 y 4
tiene como objeto el permitir el comercio de transgénico de empresas
transnacionales de Bayer y Monsanto poniendo en riesgo las semillas
ancestrales afectando a las familias que se dedican a la agricultura
nativa en los diferentes territorios rurales.
Por la vida, la tierra y el maíz
Según Salvador Qejaim, autoridad ancestral de Sololá, los
transgénicos son nocivos para la biodiversidad, las semillas nativas, la
salud de la población y los conocimientos ancestrales, y vulneran el
derecho humano a la alimentación y los derechos campesinos a la
soberanía alimentaria.
Los transgénicos afectan directamente la producción de alimentos
nativos por la contaminación genética que causan, afectando también la
biodiversidad y otras especies que repercuten en alteraciones a los
ecosistemas naturales. Según estudios, no se podido establecer con
claridad que los transgénicos no son dañinos a la salud. Experimentos en
animales dan cuenta que afectan la fertilidad y podrían ser motor y
causa de enfermedades como el cáncer, diabetes y enfermedades renales,
por lo cual debe ser derogado inmediatamente.
Por otra parte, los agricultores exigen el respeto a la labor
ancestral de los pueblos indígenas del país, quienes han resguardado el
material genético de los alimentos nativos y criollos para mantener los
sistemas agro alimentarios tradicionales que, pese a la falta de
protección estatal, siguen representando la principal y mayor fuente de
alimentos que se consumen en el país.
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