(Mapuexpress).- Como “un nuevo
genocidio, pero por ley aprobada en el Congreso”, calificó la Comunidad
Covadonga Ona, por medio de la Corporación Selknam Chile, presidida por
Hemany Molina, al proyecto de ley que reconoce el genocidio Selknam y
Tehuelche, e instalando una estatua para la memoria de estos pueblos que
declara extintos. Estas agrupaciones están compuestas por
descendientes del genocidio selknam que reclaman “reconocimiento legal
como pueblos originarios”.
Para Hemany Molina “el
proyecto de ley, que se encuentra en sus trámites finales en el
Congreso, tiene como fundamento el prejuicio instalado en el Informe de
Nuevo Trato del ex Presidente Ricardo Lagos, que nos declaraba extintos.
Nosotros creemos que hubo un genocidio, pero no nos extinguieron,
estamos vivos, y con el paso de los años hemos acumulado pruebas que así
lo acredita”.
La dirigenta selknam recordó que
“el pueblo diaguita, que no estaba en la ley indígena original, fue
reconocido por ley recién el año 2006, luego de un profundo estudio en
Chile y Argentina; lo mismo ocurre ahora con el pueblo chango, cuyo
proyecto de ley de reconocimiento está en pleno trámite. Nosotros
queremos lo mismo, pero el Congreso pretende, en cambio, ponernos una
lápida, pues junto con decir que no queda ninguno de nosotros, se nos
niega la existencia como pueblo y se nos instala una estatua como
testimonio de que alguna vez existimos. Una vergüenza, pues se incluye
al pueblo Tehuelche, que tiene descendientes vivos en Argentina,
Tehuelches chilenos que huyeron del genocidio. ¿De qué nos sirve una
estatua?”.
La Corporación Selknam Chile reclama que “el
Estado ha reconocido nuestra existencia, pues hemos logrado participar
en las consultas indígenas de Ministerio de las Culturas, la consulta
indígena del Ministerio de Salud, y del Proceso Constituyente Indígena.
Incluso el Estado ha financiado estudios para determinar las líneas
genealógicas ininterrumpidas desde las matanzas y persecuciones, hasta
la venta o adopción ilegal de nuestros abuelos y bisabuelos. Hemos
logrado seguirles el rastro, y es indesmentible que quedaron
descendientes, niños perdidos, que alguna memoria transmitieron a sus
hijos y nietos, y aquí estamos hoy, luchando por qué se nos reconozca
vivos y no muertos o extintos”.
Para Molina, “el interés
del Estado siempre es que existan menos indígenas. Lo mismo que las
empresas que quieren los recursos de nuestros territorios. Así también
los académicos que usurpan nuestro patrimonio arqueológico, fotografías,
diseños y ceremonias. Nosotros queremos que se nos reconozca como
pueblos originarios. Tenemos derechos, y por eso pedimos al Congreso que
paralice el proyecto de ley, pero también acudiremos a instancias
internacionales por esta agresión que estamos sufriendo”.